ARTÍCULO ESPECIAL

A la ciudad hijo; pa’ que vayas a la escuela... Versión para imprimir
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Héctor Kiev
Periodista, comentarista, guionista y actor
hectorkiev@yahoo.com



“... A la ciudad hijo; pa’ que vayas a la escuela, pa’ que aprendas a leer y escribir y muchas cosas”
“La Choca”

En una buena parte de las películas de Emilio “El Indio” Fernández, el ir a la escuela a aprender, parece una obsesión constante. Así lo vemos en cintas de este realizador, como “Pueblito”, “Zona Roja”, “Enamorada” y “La Perla”, entre otras.

En la actualidad al parecer, el aprender a “leer y escribir y muchas otras cosas”, no parece ser una obsesión de nadie en lo particular. Ni de las universidades, ni del gobierno, ni de los padres ni de los alumnos. La obsesión parece ser un título.


“Me entregas un título y luego haces lo que quieres”, parece ser un diálogo común entre padres preocupados por la educación de sus hijos y éstos, que obedientemente se someten al mandato paterno sacan el título como sea.

Y son tantos los padres preocupados y tantos los obedientes, que se aplica aquello de que a la demanda hay que ponerle la suficiente oferta.

Hace tiempo -dos años posiblemente-, una universidad de Aguascalientes trataba por medio de sus spots radiales, de entusiasmar a los clientes para conseguir una licenciatura de “Análisis y coordinación de producción cinematográfica”.

¿En dónde? ¿En qué parte del mundo existe esta carrera o esta licenciatura o especialidad?

Hollywood o Cinecittá y hasta los estudios Churubusco han sobrevivido y hecho sus mejores producciones sin necesidad de “especialistas” en esta materia y además: ¿Cómo aplicar estos “conocimientos”? y más aún: ¿de dónde salen estos conocimientos?

¿Quién puede impartir las cátedras en esta carrera en Aguascalientes, cuando no hay uno solo, uno, un maestro que tenga la suficiente experiencia en cuestiones cinematográficas?

La pregunta obligada sería: ¿Cuántos alumnos entraron en esta carrera? ¿Cuántos van a terminar y cuántos van a ejercerla? ¿Cómo ejercer una especialidad que no existe y que no es necesaria porque no hay manera de aplicarla?

Es tanto como hablar de la carrera de Comunicación que se ofrece en la Universidad Autónoma de Aguascalientes y otras universidades.

¿Quién imparte las clases? ¿Qué experiencia tiene quien lo hace? ¿Cuántos guiones de televisión ha hecho quien lo hace, cuántos programas ha producido, cuántos spots televisivos hay al aire de este “catedrático”? ¿Cuántas filmaciones ha siquiera presenciado?

“Son licenciados –me decía mi sobrina, licenciada en comunicación-, egresados de la misma universidad”.

A ellos, ¿quién los enseñó? ¿A dónde fueron a tomar experiencia para luego venir a enseñar? “Ah, no sé –me respondió-, pero tienen título”.

¿Cuántos titulados egresan cada año de las diversas universidades que hay en el estado? ¿Cuántos consiguen trabajo, si por ejemplo para comunicación, de la que egresan alrededor de setenta por año no hay canales ni agencias de publicidad ni estaciones de televisión para que vivan “de lo que aprendieron a hacer en la universidad”?

Ah... pero tienen título.

Sepan o no sepan, el título lo es todo.

En un país en donde los títulos de nobleza no existen, los títulos profesionales parecen serlo todo. El distintivo del que vale y del que no vale. Lo demás les vale.

Porque no es lo mismo que la hija se case con el señor fulano, que con el LICENCIADO fulano. Y el padre de fulano dice a sus amigos: “Mi hijo ya es licenciado”.

Es común que el comerciante que prosperó con su tienda de abarrotes mande a su hijo a estudiar una licenciatura en Administración de Empresas y cuando el muchacho tiene el título en la mano, le pone una sucursal de su tienda de abarrotes, o sea su propia empresa “”para que la administre”. Y ante pregunta expresa de sus amigos, el hombre exclamará ufano: “Tiene que irle bien; si a mí me fue bien con mi tienda, cuantimás a él que es licenciado”.

¿Conocimientos? Pocos, pero para hacer unas cuantas cuentas, para eso hay calculadoras. Porque ya ni eso se enseña en las universidades. Las muletas están a la orden del día.

Y es común que hasta para sumar seis pesos de azúcar y ocho de leche, se eche mano de la calculadora. Y la ortografía, pésima. ¿Y la capital del estado de Tabasco? Quién sabe. Y son universitarios.

“El Indio” Fernández jamás habla de títulos, solo de aprender. Hoy no se habla de saber o de aprender si no simplemente de títulos. Aunque no se usen, aunque estén colgados a un lado del “trompo” de carne al pastor en la taquería que papá les puso para que vivan de algo.

En una ocasión en un foro mundial acerca de educación, Fidel Castro fue cuestionado por la cantidad de “jineteras” que hay en Cuba. El mandatario respondió refiriéndose al cero analfabetismo que hay en la isla: “Posiblemente haya prostitución, pero puedo decir que tenemos las prostitutas mejor preparadas del mundo”.

En México, en todo México, abundan los taxistas con título que se vieron obligados a ejercer esta actividad ante la falta de fuentes de empleo y claro, de preparación, porque los bien preparados siempre tienen acomodo. Pero seguramente las “jineteras” cubanas tienen mejor preparación que nuestros taxistas titulados y no obstante, los cientos de universidades del país siguen, año con año, “vomitando” profesionistas.

Por cierto, Emilio “El Indio” Fernández, jamás estudio “Análisis y coordinación de producción cinematográfica” para convertirse en uno de los mejores realizadores de todos los tiempos.

Miir!m.- Un articulo demasiado interante de el periodista, comentarista y guonista Héctor Kiev.

El priimer Dia

Pues, que podre decir ahmmm... este es mi primer dia en mi Blog y pues espero cumplir y poner todo lo que tengo en mente desde hace mushooo tiempo y es que siempre tuve ganas de tener mi blog, ya saben, para tener con quien compartir opiniones, y tal vez eso tambien se pueda hacer en redes sociales como... bueno las que ustedes conocen, pero crei que era momento de plasmar recuerdos y vivencias que ¡creo! algunos de ustedes tambien han de sentir y pues creo que no tengo mas q decir asi q empiezo y espero ustedes conmigo, sale pues Ciiao